El lugar: Ivorypress Art+Books Space I, ¿¡cómo no!?
¿Y cómo no íbamos a acudir nosotros? Entre un aforo lleno de estudiantes de arquitectura y diseño, profesores, periodistas y algún que otro colega echamos en falta profesionales afines que escucharan con atención las interesantes palabras de la Señora Drouin-Prouvé que, lejos de insistir en una nostalgia casi soñada, fueron perfectamente descriptivas y concisas acerca de la prolífica obra de su padre.
Sin cargar las tintas en descripciones inocuas sobre el evidente valor de su obra, Catherine se adentró en el análisis conceptual del verdadero significado del trabajo de este artista-ingeniero-diseñador-arquitecto o como queramos definirle. Alguna anécdota de un verano de vacaciones familiares en Normandía, en una de sus casas prefabricadas y algún que otro desvelo de la exquisita relación familiar y, sobre todo, del entendimiento de la obra de su progenitor, no obstante se resume en el carácter humano de éste y de su estrecha relación con sus trabajadores.
El contrapunto a esta exquisita filosofía lo puso Norman Foster al acentuar la enorme importancia del uso de los materiales y de su uso racional por parte de Prouvé. El profundo entendimiento entre la industria y la ingeniería, el amor hacia su trabajo y la investigación del uso de los materiales y su fin propuesto a un diseño. Los aviones, los coches… y otras afinidades constructivas en las que los dos genios coinciden. Nos encantó el modo de transmitir de manera tan elegante una charla informal para convertirla en toda una declaración de intenciones.
Todo posible gracias al regalo que con este encuentro, junto con anteriores y esperemos que muchos futuros, nos hace Elena Ochoa.
FOTO 1: Pabellón del Aeroclub de Roland Garros Buc. © Fonds Jean Prouvé
FOTO 2: Jean Prouvé dando un curso en el CNAM © Fonds Jean Prouvé
FOTO 3: Sillón de dirección nº 352, 1951. Cortesía Galerie Patrick Seguin and Ivorypress
FOTO 4: Pannel Bouqueval, 1949. Cortesía Galerie Patrick Seguin and Ivorypress